Marcelo Vergara es un hombre sin emociones; antisocial y arrogante, alguien que todavía alterna entre su adolescencia -bohemia, rockera y anárquica- y su yo actual. Ahora que se acerca a su 40 cumpleaños, Vergara tiene un sueño. Un deseo que parece que no puede sacar de su mente dispersa: ser padre.